¿Qué es un análisis de ciclo de vida?
El análisis del ciclo de vida (LCA), también conocido como evaluación del ciclo de vida o análisis de la cuna a la tumba, es una herramienta que se utiliza para evaluar el impacto ambiental de un producto o proceso.
'Cuna' se refiere a los insumos: por ejemplo, las materias primas, la energía, el agua y la tierra utilizados. En el café, este análisis podría incluir el uso de fertilizantes, plásticos para empaque o energía para tostar, e incluir un análisis de cómo se obtiene cada uno de estos insumos.
'Grave' se refiere a lo que sucede con los materiales involucrados al final de la vida útil del producto: el costo ambiental de reciclar o eliminar los desechos, el CO2 liberado durante el procesamiento o cualquier químico liberado al medio ambiente. En el café, esto podría incluir la eliminación de los posos de café usados o las tazas para llevar, o el destino de las aguas residuales de las estaciones de lavado.
Un LCA con frecuencia se limita al análisis de un elemento del impacto ambiental, por ejemplo, el uso de energía o agua, o la producción de gases de efecto invernadero.
Etapas del ciclo de vida
Una característica definitoria de un ACV es que incluye el impacto de las materias primas, la producción, el uso y la eliminación, simultáneamente. Por ejemplo, un cambio de material podría reducir la huella de CO2 desde la etapa de fabricación, pero resultar en mayores requisitos de mantenimiento o acortar la vida útil del producto, aumentando así la huella de CO2 de la etapa de uso.
Las etapas de un análisis de ciclo de vida. Cada etapa tiene su propio conjunto de entradas y salidas que deben incluirse en el análisis total. Fuente: EPA de EE. UU., 2006
Algunos análisis pueden optar por incluir solo algunas de estas etapas: por ejemplo, un análisis 'de la cuna a la puerta' solo incluye las entradas y salidas hasta el momento en que se vende el producto, y no tiene en cuenta la forma en que se usa el producto o desechado.
Los cuatro componentes de un LCA
Un LCA tiene cuatro componentes o fases. Cada uno se considera interdependiente, en el sentido de que informa la forma en que se llevan a cabo las fases posteriores del análisis, pero también puede ser necesario revisar y volver a examinar a medida que avanza el análisis.
La primera fase es Definición y alcance de la meta. Esto establece el propósito del análisis y los métodos que se utilizarán. Esto podría incluir preguntas como qué productos deben considerarse, por ejemplo, si analizar el uso de energía o las emisiones de GEI como resultado. Estas decisiones determinan cuánto tiempo y recursos tomará el análisis y qué tan significativos serán los resultados.
La siguiente fase es analizar el Inventario. Esto implica identificar y cuantificar las entradas y salidas del proceso: ¿Cuánta materia prima se utilizó? ¿Cuánto CO2 se liberó?
Evaluación de impacto luego implica observar el efecto de cada entrada y salida en el inventario, que puede incluir impactos tanto ambientales como humanos. Por ejemplo, una LCA centrada en las emisiones de GEI podría cuantificar la contribución relativa tanto del metano como del CO2 en términos de su potencial de calentamiento global.
La fase final es la Interpretación y Análisis de Mejora. Evalúa la información de cada una de las tres fases anteriores, explica las limitaciones del estudio, analiza los resultados y extrae conclusiones con una comprensión clara de las incertidumbres o suposiciones realizadas. La interpretación debe conducir a recomendaciones basadas en estos hallazgos, que sean relevantes para los objetivos declarados del estudio.